La vitamina C, también conocida como ácido ascórbico, es un nutriente esencial para los seres humanos. Es una vitamina hidrosoluble que debe obtenerse a través de la dieta o suplementos, ya que el cuerpo no puede sintetizarla por sí mismo. Juega un papel fundamental en múltiples funciones del organismo.
Beneficios:
- Sistema inmunitario: Fortalece las células del sistema inmunitario y ayuda a prevenir y combatir infecciones.
- Absorción de hierro: Mejora la absorción de hierro no-hemo (de origen vegetal) en el intestino.
- Producción de colágeno: Participa en la síntesis de colágeno, proteína estructural clave para piel, huesos, dientes y vasos sanguíneos.
- Antioxidante: Protege a las células de los daños causados por los radicales libres y el estrés oxidativo.
- Resfriado común: Puede ayudar a reducir la duración y severidad de los síntomas del resfriado común.
- Cicatrización: Contribuye al proceso de cicatrización de heridas.
- Condiciones crónicas: Estudios sugieren que puede tener efectos beneficiosos en artritis, cáncer y enfermedades cardiovasculares.
Contraindicaciones y efectos secundarios:
- Altas dosis (>2000 mg/día) pueden causar efectos adversos como diarrea, náuseas, dolor abdominal y cálculos renales.
- Puede interactuar con ciertos medicamentos como anticoagulantes, aspirina y estatinas.
- Personas con problemas renales o trastornos de la tiroides deben consultar a su médico antes de suplementar.
- No se recomienda el consumo excesivo durante el embarazo o la lactancia.
Dosis recomendadas:
- Adultos: 75-90 mg/día
- Mujeres embarazadas: 85-120 mg/día
- Mujeres en lactancia: 120 mg/día
- Niños: Varían según la edad, consultar con el pediatra
Modo de uso:
La vitamina C se puede obtener a través de una alimentación balanceada, consumiendo alimentos ricos como cítricos, pimientos, kiwi, fresa, brócoli, etc. También se puede tomar en forma de suplementos, preferiblemente con las comidas.