La spirulina es una microalga unicelular de color azul-verdoso que pertenece a la clase de las cianobacterias. Se encuentra naturalmente en lagos alcalinos y cálidos, principalmente en África y América Central.
Composición nutricional:
- Proteínas: La spirulina contiene aproximadamente 55-70% de proteínas de alta calidad, incluyendo todos los aminoácidos esenciales.
- Vitaminas: Es rica en vitaminas A, B1, B2, B6, B12, C, D y E.
- Minerales: Destacan el hierro, calcio, magnesio, zinc, potasio y fósforo.
- Ácidos grasos: Contiene ácidos grasos omega-3 y omega-6.
- Pigmentos: Posee clorofila, ficocianina y carotenoides, que le dan su característico color azul-verdoso.
Beneficios comprobados:
- Mejora la función inmunológica: Los compuestos bioactivos en la spirulina pueden estimular la producción de células inmunitarias.
- Reduce el colesterol y mejora la salud cardiovascular: Ayuda a disminuir los niveles de colesterol LDL y triglicéridos.
- Mejora la función hepática: Protege al hígado de los efectos dañinos de diversas toxinas.
- Combate el estrés oxidativo: Los antioxidantes presentes contrarrestan los efectos de los radicales libres.
- Mejora la función cerebral: Puede tener efectos neuroprotectores y mejorar la concentración.
- Beneficios en la diabetes: Ayuda a regular los niveles de azúcar en sangre.
Dosis y modo de uso:
Dosis recomendada: 1-3 gramos por día, preferiblemente divididos en 2-3 tomas.
Formas de consumo: Polvo, cápsulas, tabletas o en bebidas y batidos.
- Se aconseja tomar la spirulina con las comidas para una mejor absorción.
Para obtener resultados, se recomienda un consumo regular y a largo plazo.
Precauciones y contraindicaciones:
- Personas con fenilcetonuria deben evitar la spirulina por su contenido en fenilalanina.
- No se recomienda durante el embarazo y la lactancia sin supervisión médica.
- Quienes padecen de problemas renales o hepáticos deben consultar a su médico antes de consumirla.
En general, la spirulina se considera segura en las dosis recomendadas, pero puede causar efectos secundarios leves como náuseas o diarrea en algunos casos.